jueves, 10 de abril de 2008

Ha nacido una bombilla de bajo consumo

Pues si. Hoy ha sido mi cumpleaños y para celebrarlo creo este nuevo blog. Tras el cruel abandono de mi viejo blog "La conciencia de Svevo" en myspace, me siento con fuerza para recuperar mi ventanita en el mundo virtual.
No sabría definir muy bien el enfoque que quiero dar a los temas más recurrentes que aparecerán en este nuevo cuaderno. Si tengo muy claro los temas principales, relacionados con la gastronomía y el mundo de la hostelería. De lo primero espero poder encontrar interesados en enriquecernos mútamente de conocimientos. De lo último sé algo puesto que me debo a esta profesión, que ejerzo con mis virtudes y también con mis carencias. Pondré especial énfasis en los temas relacionados con el mundo de la sumillería al que espero encaminar mi futuro profesional. Espero expresarme con al menos la mitad de pasión contagiosa con la que se expresan mis maestros cuando hablan de hedonismo. Y aspiro a que ustedes, los lectores, también la sientan. Si lo consigo podré sentirme orgulloso. Si no lo logro, habrá sido entretenido.

Propongo para madrina del bautizo de esta criatura a cualquiera de los maestros* que he tenido en el III Curso Superior de Sumillería desarrollado en la Cámara de Comercio de Valladolid.
Pueden asistir a la misa tod@s l@s trabajador@s de la Cámara de Comercio de Valladolid que con santa paciencia han ejercido de comadronas en el alumbramiento.
Quedan invitados al banquete que se celebrará después a todos los compañeros* que han compartido conmigo esta experiencia.
Por último, propongo para padrino a los patrocinadores y colaboradores del III Curso Superior de Sumillería, puesto que son ellos los que pagan el bautizo.
Doy las gracias la Consejería de Agricultura de la Junta de CyL, a la Asociación Española de Catadores, a la Asociación Internacional de Catadores, al ITACyL y a todas aquellas instituciones que en el futuro respaldarán el estudio de esta práctica profesional.
Gracias Rebeca.
Sin la existencia de todos no habría nacido esta bombilla.

* Próximamente postearé los nombres de todos como pequeño tributo de mi memoria a éstas personas.

11 comentarios:

Txaber Allué Martí dijo...

Ánimo Rubén. Haz correr la voz. Por cierto, ya van a ser 10 años desde nuestra licenciatura (vale, algunos tardamos algo más), pero ¿no habría que hacer algo?
Abrazos.

La conciencia del catador dijo...

Pues algo habrá que hacer al respecto. Una ronda por Salamanca podría ser una opción. Me puede la nostalgia.
Gracias por inaugurar el blog.
Un fuerte abrazo.

RosaMaría dijo...

¡Feliz inauguración! Me encanta que recuerdes a los que te inspiraron por una u otra causa, (a veces los detractores también inspiran).
Lo de postear vendrá sin que te des cuenta, dejá volar tu imaginación y poné como todos el cuore en ellol.
Un abrazo y bienvenido al mundo bloguero o bloguista... ¡qué se yo..!

La conciencia del catador dijo...

Gracias rosamaría por tus comentarios. Me daré una vuelta por tu blog. T

Anónimo dijo...

Dijo Gustav Mahler que "Un vaso de vino vale más que todas las riquezas de la tierra". A mi la afirmación se me antoja un tanto exagerada pero algo debe tener ese nectar que resulta de la uva para que sean tantos los que se empeñan en erigirse defensores de sus bondades (entre ellos no me incluyo, soy más de Coca Cola). Pero recuerda Ruben, como todo en esta vida el vino tiene que ir de la mano de la moderación. Que nos conocemos. No quiero que esas curvas que a tantas damiselas han vuelto locas se conviertan de repente en acolchadas carnes. Je je je. En fin, mucha suerte en esta nueva aventura.

Entre tus consejos en materia enológica y las ricas recetas del Cocinero Fiel ya tenemos solucionada la cena para celebrar el cumple. :)

RBK

Anónimo dijo...

La inconsciencia del abajo firmante



Hagasé la luz, y al tercer día según las escrituras —las del piso—nació Philips.
No sé dónde ni cuando leí que, se debe beber para recordar, nunca para olvidar —a ver si comienzo a aplicarme esta máxima—, claro que también —esto es de mi cosecha, del 69 concretamente— a la hora de aplicar esta sentencia digo yo que también será importante aquello que se recuerda, porque quizá sea algo para olvidar, para que se lo lleve el engominado viento de Clark Gable de la mano de los tirabuzones de Scarlett O’Hara, que no de Scarlett Johansson , a la cual “que ni el viento la toque, porque tiene pena de muerte...” que diría el poeta. Pero claro, la frase con coletilla, gomina y tirabuzones ya no queda tan redonda y a uno le fastidia el lucimiento ante los colegas, y tampoco se trata de eso. Dejemos pues las cosas tal cual Pascual.
A ver, ¿a qué venía todo este rollo de beber para recordar los tirabuzones de Clark Gable? —esperar un momento que dé un tiento a esta copa de vino que tengo a mí vera— ¡Ah sí!, ya recuerdo —veis como se cumple la máxima arriba citada— Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que... que... que... —glub, glub, glub y otro buen glub ¡aaaaaaaahhhh!— que, muero porque no muero —y sobre todo— vivo, porque evidentemente, no muero.

¡Que no nos la den con marcas! Valtiendas OK, Peñafalcón OK, y hombre, Vega Sicilia y Pingus, también Ok. Que los buenos vinos al igual que los buenos amigos no distinguen de etiquetas, sino de... de... de... —glub, glub, glub y otro buen glub— de... de... de... —glub, glub, glub...........—

Rubén, eres el namber guan. Un Priorat. Bueno, yo también. “pa qué vamos a ser modestos” —glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub, glub...........—

Un saludo igualmente para ese también magnífico Priorat que está leyendo esto ahora mismo por detrás de tu hombro.

Agapuhs —lo de puhs porque suena mejor que lo de pus a secas, como más, anglosajón—

La conciencia del catador dijo...

Rebeca. Gracias por tus consejos. Los seguiré con moderación. De todos modos, son mis ojazos negros los que os vuelven locas. Mis lorzas están muy bien en su sitio. Y con lo que me han costado el único sitio más seguro que el propio para guardarlas sería en el Banco de España.

Oh! prolífico Agapush. Tu que probaste (verídico) el mítico Pingus de la propia barrica cual demiurgo Robert Parker. Tu que llenas de contenidos los blogs. ¿Para cuando su divinidad tendrá blog propio para iluminarnos?

Anónimo dijo...

La inconsciencia del abajo firmante.


Pues sí, que le vamos a hacer. Probé el Pingus y eso es algo que ya nadie me puede quitar —desde entonces no me lavo los dientes—, ni siquiera la muerte, porque esto me lo llevo yo a la tumba. Por cierto, me parece importante reseñar que fui servido por el propio creador, Peter Sisseck —sin más comentarios y “pa chulo chulo...” que diría el filósofo—. Bueno sí, mejor que el vino fue compartir charla con este Dios de la enología descendido a la tierra para desvelar a los hombres que si existen unos pocos vinos que están a la altura de transubstanciares en la sangre de Cristo o viceversa, uno de ellos es el suyo, doy fe de ello, amén —genio, figura y modestia hasta donde pienso llevarme el regusto de haber catado este néctar Dionisiaco—. Peter es un tipo genial, así sin más, un tipo de una sencillez y una cercanía impropia de los que están domiciliados en el Olimpo. Si su caldo me dejó una inmensa y placentera sensación imposible de describir —todavía no se han inventado las palabras para hacerlo—, la charla con este hombre me dejó un postgusto y un regusto de los que solo se alcanzan cuando se comparte con los mejores amigos unas chuletillas de lechazo al sarmiento acompañadas del mejor pan candeal de coscorones y regado todo ello por un buen vino, o lo que viene a ser algo todavía mejor, yantar en la mejor compañía que jamás se pueda tener, concretamente, en un lugar que se sitúa entre Paraíso y esquina Jardín del Edén—, preguntar por Casa Angelines para acabar antes —a esto último se le llama rizar el extinto rizo de Bisbal—.
Por cierto, eternos agradecimientos concienzudo catador por esa gracia y don que inmerecidamente me otorgas, lo de iluminar, pero tengo que sacarte del error. Yo —ego te absolvo—, más que iluminar, fundo. Algo que tampoco me preocupa demasiado —ni mucho ni poco, nada—. Porque según leí o escuche hace tiempo, no se dónde ni a quién, que lo importante en esta vida no es lo que se hace, sino como se hace —hacerlo bien vaya—, y yo lo de fundir, lo fundo, digo, lo bordo —palabrita del niño Jesús—.

Agapuhs

Anónimo dijo...

Me gusta el blog, Rubén. A ver si es verdad y catamos algunos ricos caldos por nuestra Salamanca, que si no natal, sí de adopción.

José Ángel

(Zarra, para los amigos salmantinos)

La conciencia del catador dijo...

Agapush, eres un crack. Gracias por compartir con nosotros tu divina experiencia.
Gracias Zarra por tu comentario. Lo cierto que aquello que sea lo que bebamos no puede faltar una ronda por Van Dyck con vino peleón. Lo dije ya: me puede la nostalgia. Si os apetece hacer una kedada en Salamanca con mayores pretensiones cualitativas respecto al tema alcohólico, se me ocurre que podemos hacer una cata de vinos salmantinos en la Hospedería de Fonseca, donde tengo un buen contacto.
Un saludo y ya me contaréis que os parece.

Anónimo dijo...
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